JULIO ROMERO DE TORRES (Córdoba, 1874 - 1930)
Retrato de la actriz Marichú Begoña

Temple sobre lienzo
50 x 40,5 cm
Firmado áng. sup. der.: JULIO ROMERO / DE TORRES
Firmado e inscrito en el reverso: JULIO ROMERO / DE TORRES / = / PINTADO AL / TEMPLE y / AL ÓLEO / _
Pintado entre 1922 y 1924
 
PROCEDENCIA:
Colección particular
 
Puede verse fotografiado en blanco negro en el archivo digital del Museo Julio Romero de Torres, enlace: https://consultasarchivo.cordoba.es/consultas/jsp/view/view_diaporama_report.jsp?recordId=archive:ARCH_PIECE:323298
 
Nuestro cuadro es el retrato de Marichu Begoña, conocida como Mimí, fue una actriz, cantante de cuplés y bailarina española activa en la década de 1920. Mimí no solo fue retratada por Romero en esta ocasión, también posaría desnuda para el pintor en su importante obra “Diana”, hoy día expuesta en el Museo Julio Romero de Torres de Córdoba. En esa ocasión fue sorprendida posando en el taller del artista por el poeta y dramaturgo, Manuel Machado, quien le dedicaría un poema:
 
Una tarde impresionista,
en el taller de un artista
vi a Mimí, débil y rubia,
desnuda, bajo la lluvia
de su cabello de oro,
que era todo su tesoro...
Desnuda, bajo la onda
de su cabellera blonda
en el ambiente violeta
Y Leandre, en su paleta,
buscaba en vano aquel oro,
que era todo su tesoro.
 
Marichú Begoña aparece en el retrato en una postura tranquila, con el cuerpo ligeramente girado hacia el espectador y una presencia cálida y cercana. Su rostro, delicado, está iluminado con suavidad, lo que hace destacar la claridad de su piel y la profundidad de sus facciones. Su mirada llama de inmediato la atención: sus ojos, dirigidos al espectador, parecen transmitir una mezcla de serenidad, curiosidad y una leve melancolía que invita a detenerse en ella. Su cabello suelto, ondulado y voluminoso enmarca el rostro de manera natural, aportando una sensación de movimiento y frescura. La boca, con los labios apenas coloreados, transmite una feminidad sencilla y sin artificios.
Viste un mantón de Manila verde decorado con pequeños motivos florales que aportan color y vida a la composición. Este mantón, típico de la estética que tanto interesó al pintor, añade un toque popular y elegante que conecta a la actriz con las raíces culturales que Romero de Torres apreciaba y solía destacar en sus modelos.
En su mano derecha sostiene unas castañuelas con delicadeza. Este gesto, sencillo pero muy expresivo, recuerda su vínculo con el mundo del espectáculo y de la música. La forma en que las sostiene, como si estuviera a punto de tocarlas o de dejarlas descansar, añade naturalidad a la escena y contribuye a la sensación de cercanía que transmite el retrato.
Nuestra obra es un ejemplo del interés constante de Romero de Torres por retratar a actrices, cantantes y bailaoras, figuras que representaban la modernidad femenina de su tiempo. Estas mujeres, presentes en los teatros y cafés de la España de comienzos del siglo XX, ofrecían al pintor una mezcla de carisma, sensibilidad y fuerza escénica que encajaba perfectamente con su estilo.
 
Agradecemos a Mercedes Valverde Cándil, experta en el pintor, su inestimable ayuda en la catalogación de esta obra.