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277. MAESTRO DE PALANQUINOS (Escuela castellana, último cuarto del S. XV)Martirio de santa Catalina.
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PINTURA ANTIGUA

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MAESTRO DE PALANQUINOS (Escuela castellana, último cuarto del S. XV)Martirio de santa Catalina.

Temple sobre tabla. 133 x 69 cm. Con marco en madera tallada y dorada. Medidas con marco: 156 x 91,5 cm Literatura: Post, Ch. R., A history of Spanish painting. The Valencian School in the early Renaissance, vol. XI, 1953, fig. 175 (b/n), págs. 409-411 Pintor activo en León en el último cuarto del siglo XV, debe su nombre a Gómez Moreno que bautizó en 1908 como Maestro de Palanquinos al autor de seis tablas que se encontraban en la parroquia de la localidad leonesa de Palanquinos, y que desde 1903 están integradas en el retablo mayor de la catedral de León con otras de Nicolás Francés. Desde esa fecha, Post y otros autores han ido engrosando el catálogo de obras de su mano, localizadas en distintos lugares de la provincia de León como el retablo mayor de la iglesia de San Juan Bautista, en Villalón de Campos, una Epifanía de la Granja de San Antolín, o los retablos de la iglesia de Santa Marina (antigua colección Masaveu) y de Santa María de Arbás de 1498 en la villa de Mayorga del Campo (Valladolid actual, pero diócesis de León por entonces), por citar sólo algunos ejemplos. Definida la personalidad de Palanquinos por Post en 1933 en su volumen IV, The hispano-flemish style in North Western Spain (Harvard University Press, págs. 155-172), publicó veinte años después dos nuevas apariciones. La primera, cuatro tablas de la colección Raimundo Ruiz que pertenecieron al retablo de Santiago el Mayor; tras su estudio, Post concluyó que también la segunda aparición, nuestro Martirio de santa Catalina, era de la mano del mismo Maestro de Palanquinos, y como tal fue publicada por él con fotografía adjunta a página completa en 1953, en su volumen XI (fig. 175; págs. 408-411). Junto a los consabidos débitos flamencos, y la clara influencia de Fernando Gallego y de su mucho menos conocido hermano Francisco, hay varios rasgos característicos que definen su estilo. Uno de ellos, especialmente peculiar, es el uso de patrones mudéjares en la decoración del oro del fondo de sus composiciones, donde presenta y repite modelos de flores abstractas; en este caso, uno de ellos repite exactamente la misma que aparece en la documentada Asunción del Museo de la Iglesia de Oviedo. Javier González Santos habla también de rasgos formales muy acusados que se repiten igualmente, definiendo su peculiar estilo: ojos con forma de "óvalo acusado con la frente muy despejada", "boca pequeña de labios finos y silueta de pión", así como "manos delgadas, con dedos exageradamente largos y de frágil apariencia", entre otras (ver "Pedro de Mayorga: ¿el Maestro de Palanquinos?", en Archivo Español de Arte, 284, 1998, págs. 409 a 417).





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