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1147. JAN BRUEGHEL, EL JOVEN (1601-1678)Vista de un paisaje de invierno y Vista de un paisaje de verano.
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PINTURA ANTIGUA

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JAN BRUEGHEL, EL JOVEN (1601-1678)Vista de un paisaje de invierno y Vista de un paisaje de verano.

Dos óleos sobre lienzo. 56 x 88,5 cm. cada uno Firmado el invierno: “J. Brueguel” y con restos de firma en el verano, originalmente firmado: J. Brueghel. Procedencia: - Antigua colección particular de Suiza - Por herencia a los actuales propietarios Con certificado de René Beauclaire, Dra. Attaché des Musées-Beux Arts, expert en tableaux, que la definía cada una como “une oeuvre originale et incontestable de Jan Brueghel el Joven (1601-1678)”. Obras inéditas, ambas proceden de una colección suiza y, por herencia, a los actuales propietarios. Vista la temática, las medidas e incluso la composición de ambas obras, parece lógico pensar que debieron pertenecer a una serie donde estarían incluidas las otras dos estaciones. Nieto de Pieter Bruegel el Viejo (Breda, 1525/1530 - Bruselas, 1569) e hijo del también muy reconocido Jan Brueghel de Velours (Bruselas, 1568 - Amberes, 1625), Jan Brueghel el Joven ha sido, a pesar de su evidente talento, un tanto olvidado por la historiografía. Formado en el taller de su padre, en 1622 está documentado su viaje a Milán donde trabajó para el cardenal Federico Borromeo. Desde allí viajó a Malta y Sicilia, pero al enterarse en 1625 de la muerte de su padre, regresó a Amberes para hacerse cargo del taller. Instalado ya, vende las obras de su padre, termina las inacabadas fundiendo su estilo y, gracias a su gran talento, crea nuevas composiciones con acentos propios que le darán el merecido prestigio. Las obras que presentamos son dos excepcionales lienzos de la mano del maestro flamenco. Con una serie de pequeños personajes, perfectamente integrados en un paisaje de amplio desarrollo, y con casi un tercio de la composición dedicado al celaje, sus figuras de aldeanos trabajadores aparecen con mucha frecuencia en su producción. Y si en El verano vemos a segadores con actitudes de recogida y transporte del grano, ya en carretas ya hacia el granero, también hay labradores que aparecen en el merecido descanso, disfrutando de las viandas. En El invierno la situación es similar, pero esta vez en el interior de la aldea, con ciudadanos en el río helado en diversos ejercicios, otros haciendo cola en la compra, comprando el diario, cortando leña o llevando a los animales, en un paisaje totalmente nevado. Este tipo de composiciones, por otra parte, siguen de alguna manera las pautas del paterfamilias y gran creador Pieter Bruegel el Viejo, que continúan con variantes sus hijos, nietos y pintores como Joos de Momper, entre otros; muchas veces incluso se pedía la intervención en algunas partes a otros pintores, especialistas en figuras, en animales, etc. Lo excepcional de esta singular pareja es el marco pintado que presenta cada una, una especie de ventana en la que el autor ha introducido además toda una serie de frutos y animales colgados y depositados. Esta especie de greca produce como resultado un magnífico efecto de trompe l´oeil. Y si decíamos antes que la composición seguía unas líneas más o menos habituales dentro de la producción flamenca de su época, esta aportación es una absoluta novedad en el catálogo de sus obras y supone una muy interesante aportación.





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