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VENDIDO
1123. “Sagrada Familia” Grupo escultórico en marfil tallado, policromado y dorado. Sobre base en madera tallada y dorada.Escuela Hispano-Filipina, S. XVII.

Virgen María: 40 cm de altura
San José: 41 cm de altura
Niño: 21 cm de altura

Procedencia: Antigua colección Barceló

Bibliografía:
Estella, Margarita. Marfiles Hispano-Filipinos en las colecciones particulares. Madrid, Instituto de Cultural Hispánica, 1972, Lámina 8.
Estella, Margarita "La escultura Barroca de marfil en España, Escuelas europeas y coloniales "CSIC. Madrid, 1984
Estella, Margarita "Marfiles de las provincias ultramarinas orientales de España y Portugal" Monterrey, 1997

Llamada también Sagrada Familia de Viaje, toma como eje central la figura del Niño que extiende sus brazos hacia las manos de sus santos padres, que, debido a la curvatura del colmillo de marfil, forman un arco que otorga a las figuras una postura de reverencia hacia su hijo. Su representación responde a lo que en la Contrarreforma se llamó Trinidad Terrestre, de gran difusión en esa época a través de los grabados. El gran interés de esta pieza radica precisamente en su iconografía, siendo escasas las composiciones en grupo en el arte hispano-filipino.

A la Virgen se la representa ataviada con túnica, con el manto sobre la cabeza, cae por los hombros y se cruza por delante sujetándolo con su mano derecha. El pelo tratado como finos hilos y partido en el medio; las finas guedejas doradas, caen sobre sus hombros. San José en actitud contrapuesta, aparece con melena y barba larga, de rizos castaños naturales. Ojos pequeños con párpados abultados. Viste túnica, sujetada por lienzo y retorcido en la cintura, con cuello redondo de dos puntas decorado con motivos dorados. Lleva cordón cruzado al pecho y sombrero de peregrino, levanta la mano izquierda sujetando una vara de azucenas en plata, haciendo alusión al Protoevangelio de Santiago y a la narración del Profeta Isaías. El Niño, con mechón de pelo abultado en la frente, en oro, viste tuniquilla sujetada por un cordón en la cintura. Policromía delicada, con motivos florales en dorado, acentúa la naturalidad escultórica de la obra.

Este extraordinario ejemplar tiene un gran parecido con la Sagrada Familia de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Maello de la provincia de Ávila, el grupo escultórico que se conserva en la Parroquia de San Francisco Javier del Nuevo Baztán, y la Sagrada Familia del museo de Arocena de México.

La caída de Constantinopla en 1453 a manos de los turcos, dificultó el comercio de las especias de Oriente, lo que provocó su escasez y consiguiente alto precio. De esta forma surge la necesidad de encontrar nuevas rutas para conseguirlos. España y Portugal lideran esta búsqueda, dando comienzo a la gran era de las conquistas y descubrimientos. De esta manera Vasco de Gama alcanza la India para Portugal y Cristóbal Colón descubre América. Magallanes, portugués al servicio de España, en 1521, en su deseo de llegar a las Molucas, descubre Filipinas. Todo esto en pos de un mismo objetivo, las ansias de riqueza de los reyes, unido a los deseos evangelizadores de la Iglesia.

Es ahí donde da comienzo una de las rutas comerciales más importantes en la historia de España, la realizada por el llamado Galeón de Manila, con México y Filipinas, como puente entre China y España. Hasta 1565, Andrés de Urdaneta no establece el llamado “tornaviaje”, viaje de vuelta entre Manila y Acapulco que facilitó el tráfico de mercancías manufacturadas como la seda, la porcelana o el marfil, facilitando de esta manera el comercio entre Asia, América y Europa.

Las piezas de lujo más apreciadas del arte filipino en época colonial, más conocido como hispano -filipino, fueron las realizadas en marfil, material traído a su vez del sureste asiático. Esta pieza precisamente es una de las que llegaría a través de esta ruta, iconografía cristiana occidental con los tipos fisonómicos orientales, las artes visuales fueron uno de los medios elegidos para la penetración del culto cristiano en Oriente, función evangelizadora llevada a cabo por misioneros jesuitas, dominicos y franciscanos.

Y son los chinos de Filipinas, también conocidos como sangleyes, los artífices de esta estética oriental en el arte filipino, los verdaderos artesanos y artistas de la eboraria hispano - filipina realizada en Manila.

Precio salida

80.000 €

VENDIDO

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1123. “Sagrada Familia” Grupo escultórico en marfil tallado, policromado y dorado. Sobre base en madera tallada y dorada.Escuela Hispano-Filipina, S. XVII.

Virgen María: 40 cm de altura
San José: 41 cm de altura
Niño: 21 cm de altura

Procedencia: Antigua colección Barceló

Bibliografía:
Estella, Margarita. Marfiles Hispano-Filipinos en las colecciones particulares. Madrid, Instituto de Cultural Hispánica, 1972, Lámina 8.
Estella, Margarita "La escultura Barroca de marfil en España, Escuelas europeas y coloniales "CSIC. Madrid, 1984
Estella, Margarita "Marfiles de las provincias ultramarinas orientales de España y Portugal" Monterrey, 1997

Llamada también Sagrada Familia de Viaje, toma como eje central la figura del Niño que extiende sus brazos hacia las manos de sus santos padres, que, debido a la curvatura del colmillo de marfil, forman un arco que otorga a las figuras una postura de reverencia hacia su hijo. Su representación responde a lo que en la Contrarreforma se llamó Trinidad Terrestre, de gran difusión en esa época a través de los grabados. El gran interés de esta pieza radica precisamente en su iconografía, siendo escasas las composiciones en grupo en el arte hispano-filipino.

A la Virgen se la representa ataviada con túnica, con el manto sobre la cabeza, cae por los hombros y se cruza por delante sujetándolo con su mano derecha. El pelo tratado como finos hilos y partido en el medio; las finas guedejas doradas, caen sobre sus hombros. San José en actitud contrapuesta, aparece con melena y barba larga, de rizos castaños naturales. Ojos pequeños con párpados abultados. Viste túnica, sujetada por lienzo y retorcido en la cintura, con cuello redondo de dos puntas decorado con motivos dorados. Lleva cordón cruzado al pecho y sombrero de peregrino, levanta la mano izquierda sujetando una vara de azucenas en plata, haciendo alusión al Protoevangelio de Santiago y a la narración del Profeta Isaías. El Niño, con mechón de pelo abultado en la frente, en oro, viste tuniquilla sujetada por un cordón en la cintura. Policromía delicada, con motivos florales en dorado, acentúa la naturalidad escultórica de la obra.

Este extraordinario ejemplar tiene un gran parecido con la Sagrada Familia de la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de Maello de la provincia de Ávila, el grupo escultórico que se conserva en la Parroquia de San Francisco Javier del Nuevo Baztán, y la Sagrada Familia del museo de Arocena de México.

La caída de Constantinopla en 1453 a manos de los turcos, dificultó el comercio de las especias de Oriente, lo que provocó su escasez y consiguiente alto precio. De esta forma surge la necesidad de encontrar nuevas rutas para conseguirlos. España y Portugal lideran esta búsqueda, dando comienzo a la gran era de las conquistas y descubrimientos. De esta manera Vasco de Gama alcanza la India para Portugal y Cristóbal Colón descubre América. Magallanes, portugués al servicio de España, en 1521, en su deseo de llegar a las Molucas, descubre Filipinas. Todo esto en pos de un mismo objetivo, las ansias de riqueza de los reyes, unido a los deseos evangelizadores de la Iglesia.

Es ahí donde da comienzo una de las rutas comerciales más importantes en la historia de España, la realizada por el llamado Galeón de Manila, con México y Filipinas, como puente entre China y España. Hasta 1565, Andrés de Urdaneta no establece el llamado “tornaviaje”, viaje de vuelta entre Manila y Acapulco que facilitó el tráfico de mercancías manufacturadas como la seda, la porcelana o el marfil, facilitando de esta manera el comercio entre Asia, América y Europa.

Las piezas de lujo más apreciadas del arte filipino en época colonial, más conocido como hispano -filipino, fueron las realizadas en marfil, material traído a su vez del sureste asiático. Esta pieza precisamente es una de las que llegaría a través de esta ruta, iconografía cristiana occidental con los tipos fisonómicos orientales, las artes visuales fueron uno de los medios elegidos para la penetración del culto cristiano en Oriente, función evangelizadora llevada a cabo por misioneros jesuitas, dominicos y franciscanos.

Y son los chinos de Filipinas, también conocidos como sangleyes, los artífices de esta estética oriental en el arte filipino, los verdaderos artesanos y artistas de la eboraria hispano - filipina realizada en Manila.

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