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530. Pedro Roldán y obrador, madera tallada, policromada y dorada"El milagro de Santo Domingo en Soriano"Pieza para retablo, segunda de mitad S. XVII

Medidas: 200 x 116 cm. 
 
Se trata de una importante pieza perteneciente a la escuela sevillana del Siglo XVII. Debió formar parte en origen de un retablo. Representa el milagro que aconteció, según narra la Leyenda Dorada, en el monasterio de Soriano (Calabria, Italia) el 15 de septiembre de 1510. La Virgen María, Santa Catalina de Alejandría y María Magdalena, protectoras de la Orden dominica, se aparecieron ante el fraile Lorenzo da Grotteria, haciéndole entrega de una imagen de Santo Domingo. En la parte inferior izquierda del retablo aparece el hermano, asombrado ante al milagro que se está produciendo ante él. Sobre él se sitúa la corte celestial, con Santa Catalina y María Magdalena en el centro de la pieza, flanqueando la imagen pintada de Santo Domingo. Esta es sostenida por la Virgen María. El conjunto lo cierran una serie de ángeles que portan una serie de filacterias.
 
La pieza es cercana a la escuela barroca sevillana y en particular a Pedro Roldán (1624-1699). El escultor sevillano, formado en el taller de Alonso de Mena, desarrolló su carrera en la ciudad hispalense, convirtiéndose en uno de los grandes escultores del Barroco español. Será el gran escultor andaluz del último tercio del XVII y formará un taller de calidad. Sus descendientes también serán escultores de renombre, llegando su hija Luisa Roldán, conocida como “la Roldana”, a ostentar el cargo de escultora de la corte. Entre las características de las obras de Roldán podemos destacar un carácter casi escenográfico, con composiciones dinámicas y poses teatrales cargadas de emoción. A este rasgo se suma el matiz realista que aporta la policromía. En el taller de Roldán se documentan artesanos especializados en el tratamiento de la policromía, realzando sus trabajos.
 
Los personajes de la pieza en cuestión pueden compararse con otras obras del sevillano. La figura de la Virgen María recuerda a la Inmaculada del Monasterio de Santa Ana de Tomilla o a la de la iglesia parisina de San Juan Bautista de La Orotava. En cambio, la figura del fraile es similar a la de santos jesuitas conservadas en el museo Nacional de Escultura de Valladolid o la iglesia de San Bartolomé de Sevilla. Los querubines forman parte del repertorio habitual de Roldán y podemos encontrarlos por ejemplo en la Cartuja de Santa María de las Cuevas o Santa María la Blanca, ambos templos sevillanos.
Roldán se rodeó de numerosos aprendices y escultores, configurando un extenso taller, productor de importantes piezas como esta que aquí subastamos. Se trata de una pieza excepcional por su calidad en la escultura y el relieve. El maestro demuestra un gran dominio de la técnica y el relieve, al cual se suma el buen estado de conservación de la policromía. Destaca también la inclusión de la efigie pintada de Santo Domingo, derivando en una singular combinación de artes en una composición efectiva en la que la escena queda bien resuelta. Se trata de un tema con representación por grandes pintores como Maíno o Zurbarán que tiene en esta pieza una réplica escultórica por uno de los grandes artistas del Barroco español.
 
Agrdecemos a Don Álvaro PAscual Chenel su ayuda en la catalogación de este lote.
 
 

Precio salida

60.000 €

530. Pedro Roldán y obrador, madera tallada, policromada y dorada"El milagro de Santo Domingo en Soriano"Pieza para retablo, segunda de mitad S. XVII

Medidas: 200 x 116 cm. 
 
Se trata de una importante pieza perteneciente a la escuela sevillana del Siglo XVII. Debió formar parte en origen de un retablo. Representa el milagro que aconteció, según narra la Leyenda Dorada, en el monasterio de Soriano (Calabria, Italia) el 15 de septiembre de 1510. La Virgen María, Santa Catalina de Alejandría y María Magdalena, protectoras de la Orden dominica, se aparecieron ante el fraile Lorenzo da Grotteria, haciéndole entrega de una imagen de Santo Domingo. En la parte inferior izquierda del retablo aparece el hermano, asombrado ante al milagro que se está produciendo ante él. Sobre él se sitúa la corte celestial, con Santa Catalina y María Magdalena en el centro de la pieza, flanqueando la imagen pintada de Santo Domingo. Esta es sostenida por la Virgen María. El conjunto lo cierran una serie de ángeles que portan una serie de filacterias.
 
La pieza es cercana a la escuela barroca sevillana y en particular a Pedro Roldán (1624-1699). El escultor sevillano, formado en el taller de Alonso de Mena, desarrolló su carrera en la ciudad hispalense, convirtiéndose en uno de los grandes escultores del Barroco español. Será el gran escultor andaluz del último tercio del XVII y formará un taller de calidad. Sus descendientes también serán escultores de renombre, llegando su hija Luisa Roldán, conocida como “la Roldana”, a ostentar el cargo de escultora de la corte. Entre las características de las obras de Roldán podemos destacar un carácter casi escenográfico, con composiciones dinámicas y poses teatrales cargadas de emoción. A este rasgo se suma el matiz realista que aporta la policromía. En el taller de Roldán se documentan artesanos especializados en el tratamiento de la policromía, realzando sus trabajos.
 
Los personajes de la pieza en cuestión pueden compararse con otras obras del sevillano. La figura de la Virgen María recuerda a la Inmaculada del Monasterio de Santa Ana de Tomilla o a la de la iglesia parisina de San Juan Bautista de La Orotava. En cambio, la figura del fraile es similar a la de santos jesuitas conservadas en el museo Nacional de Escultura de Valladolid o la iglesia de San Bartolomé de Sevilla. Los querubines forman parte del repertorio habitual de Roldán y podemos encontrarlos por ejemplo en la Cartuja de Santa María de las Cuevas o Santa María la Blanca, ambos templos sevillanos.
Roldán se rodeó de numerosos aprendices y escultores, configurando un extenso taller, productor de importantes piezas como esta que aquí subastamos. Se trata de una pieza excepcional por su calidad en la escultura y el relieve. El maestro demuestra un gran dominio de la técnica y el relieve, al cual se suma el buen estado de conservación de la policromía. Destaca también la inclusión de la efigie pintada de Santo Domingo, derivando en una singular combinación de artes en una composición efectiva en la que la escena queda bien resuelta. Se trata de un tema con representación por grandes pintores como Maíno o Zurbarán que tiene en esta pieza una réplica escultórica por uno de los grandes artistas del Barroco español.
 
Agrdecemos a Don Álvaro PAscual Chenel su ayuda en la catalogación de este lote.
 
 

Precio salida: 60.000 €

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