Precio salida
40.000 €
Descripción del lote
JUAN ARZEO (Manila, 1795-1865)
Retrato del Ilmo. Don Francisco Santos Gómez Marañón (1763-1840), obispo de Cebú
Óleo sobre lienzo. 189 x 131,5 cm.
Firmado: “Ju. Arzeo, ft”.
Inscrito: "V. Rº. del Illmo y Rmo Sr. D. Fr. Santos Gómez Marañón, nació en la Ciudad de Valladolid el 1º de noviembre de 1763; tomó el hábito en el Rl. Colegio Seminario de Filipinos de la misma ciudad junto con el Sr. Arzobispo de Manila D. Fr. Hilarión Díez; se embarcó para Filipinas en 1787, donde leyó Teología, fue cura de Hagonoy y Pasig, y diffor. Fue electo provincial en 1825 y obispo en Cebú por S. M. el 7 de mayo de 1828, precanonizado en Roma el 28 de septiembre de 1829 y consagrado junto con el Illmo. Sr. Seguí en la Isla de N. P. S. Agustín el 28 de octubre de 1830."
BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA:
BLANCO, Andrés: Santos Gómez Marañón, provincial agustino y obispo de Cebú (Filipinas). Octure, 2021. Archivo Agustiniano 105(223):121-192.
“Nuestras obligaciones principales son: sacrificar desde ahora nuestro sosiego, nuestra salud y nuestra vida por la salud de nuestro pueblo; sacrificar y orar continuamente por él; no tener otra mira que Dios y la felicidad de nuestra Diócesis” - Santos Gómez Marañón.
Santos Gómez Marañón nació en Valladolid el 1 de noviembre de 1763, en el seno de una familia noble y honrada. Ingresó en el Colegio de los Agustinos Filipinos de Valladolid, donde profesó el 1 de noviembre de 1779, completando una sólida formación filosófica y teológica y cultivando inclinaciones hacia la matemática, la astronomía y la arquitectura, intereses que mantuvo toda su vida. Tras ejercer la docencia durante varios años, fue enviado como misionero a Filipinas en 1788, donde impartió Teología en el convento de San Agustín de Manila y posteriormente fue destinado a la parroquia de Pasig, una de las más importantes de la provincia de Tondo. Allí desarrolló un ministerio largo y fructífero, caracterizado por su celo pastoral y la mejora del entorno material de la comunidad mediante jardines, fuentes y nuevas edificaciones arquitectónicas, labor ampliamente reconocida por autoridades civiles y eclesiásticas.
Su ascenso dentro de la jerarquía de la Provincia agustiniana fue progresivo, ocupando los cargos de prior vocal, definidor y provincial entre 1825 y 1829. Durante su provincialato, marcado por la escasez de misioneros y la necesidad de restaurar la administración espiritual tras el Trienio Liberal, promovió el envío de nuevas misiones desde España, cultivó buenas relaciones con el gobernador Mariano Ricafort y fortaleció la presencia agustiniana en parroquias y haciendas. Reconociendo su experiencia y prestigio, fue nombrado obispo de Cebú en 1829, asumiendo la diócesis más extensa y compleja de Filipinas.
Su episcopado se prolongó hasta su fallecimiento en 1840 y estuvo marcado por grandes desafíos: la imposibilidad de recorrer toda la diócesis, la amenaza de la piratería, la escasez de recursos, el mal estado del seminario y de la catedral, y la relajación de costumbres en ciertos sectores del clero y los fieles. Durante su gobierno, impulsó la asistencia social, reformó el seminario, promovió la reconstrucción de la catedral y del palacio episcopal, publicó pastorales para corregir abusos y fomentar la vida cristiana auténtica, y defendió con firmeza los derechos de la Orden de San Agustín frente a conflictos jurisdiccionales. La supresión de la parroquia del Parián-Lutaos, centro de la comunidad mestiza de chinos, generó tensiones prolongadas que marcaron buena parte de su administración.
La obra que presentamos hasta ahora conservada en una colección particular, firmada por Juan Arzeo, constituye una aportación relevante al corpus pictórico conocido del pintor filipino activo en la primera mitad del siglo XIX, destacado como retratista oficial de miembros de la Iglesia y de la administración colonial. Probablemente pintado entre 1832 y 1840, cuando Gómez Marañón ya era obispo y su imagen episcopal tenía relevancia pública, el retrato muestra al personaje con semblante concentrado y serio, acorde con su carácter firme, disciplinado y dedicado a su misión.
En un interior decorado con cortinaje, viste las vestiduras episcopales de ceremonia: roquete blanco con encaje, muceta azul cobalto, cruz pectoral dorada, solideo rojo y anillo episcopal. Su mano derecha realiza un gesto de bendición mientras la izquierda sostiene un bonet. A la izquierda, una mesa episcopal cubierta con un paño rojo sostiene la mitra, el báculo pastoral, un libro y unos guantes. Una cartela ovalada resume su vida desde Valladolid hasta su consagración episcopal en 1830. En el ángulo superior derecho se observa su escudo episcopal con el lema en latín: “In nomine Iesu omne genu flectatur” (“Al nombre de Jesús toda rodilla se doble”, Filipenses 2:10).
El retrato pertenece al género de retrato institucional de dignatarios eclesiásticos, propio de conventos y oficinas episcopales del dominio español en Filipinas, con funciones conmemorativas y representativas. Es posible que formara parte de una serie destinada a registrar visualmente a obispos y altos miembros de la Iglesia, consolidando su presencia e identidad dentro de la jerarquía eclesiástica. De esta misma tipología, pintada por Arzeo en 1830 se conserva el retrato de Monseñor José Seguí (1773- 1830).
Arzeo pintó al menos otro retrato de Gómez Marañón alrededor de 1830, conservado en el Real Colegio de Padres Agustinos Filipinos de Valladolid. En él, el obispo viste hábito negro, lleva la cruz pectoral dorada, sostiene sombrero y bastón, y sobre la mesa carmesí descansan un crucifijo, un sello y varios libros, mientras al fondo se aprecia una calle de Cebú a través de una ventana de capiz.
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